Hoy le he escrito una carta de despedida a mi Musita. Necesitaba hacerlo. He reunido todas las cosas que son parte de su recuerdo: sus fotos, su cepillito para el pelo, su cuenco de comida, sus juguetes, y los he puesto en una cajita, junto a esta carta, para darle el entierro digno que no pude darle, debido al shock que me produjo su muerte súbita, ella se merecía algo más que una incineración comunal.
ADIÓS MUSITA
Te fuiste de repente. Sabíamos de tu enfermedad, y aún así cuesta hacerse a la idea de que no estarás nunca más aquí. Queriéndonos y dejándote querer, con tu mala baba y tus momentos dulces. Tus caricias, tus arrumacos, tus ronroneos.
Tu amor incondicional, desde siempre, nos enseñó a amar a los animales: tú fuiste la primera. Eras la niña mimada de todos, aunque te cabreabas rápido y no te dejabas acariciar tanto como hubiéramos querido todos, con tanto pelo, y tan gordonchona que daban ganas de estrujarte y besarte y acariciarte todo el día, y tú soltabas la zarpa diciendo: “déjame en paz, pesado”.
No pude despedirme como hubiera debido, no pensé que fuera a pasar tan rápido, sinceramente. Cuando me fui a dormir, y te dejé arropadita en el rincón que habías elegido, y a pesar de tu dificultad para respirar, que se clavaba en mi corazón como una daga ardiente, aún tenías fuerzas para contestarme con tu débil maullido cuando me despedí de ti con un “hasta mañana chiqui”, aún me movías tu rabete en señal de cariño y alegría.
Yo pensé que por la mañana estarías mejor, que la medicación que te puso el veterinario aquella tarde iba a funcionar, de alguna manera milagrosa, pero, simplemente, por la mañana ya no estabas. Sólo estaba tu cuerpo, inerte, frío…
Te habías acercado hasta mi cama y habías claudicado debajo de ella, ya no pudiste aguantar más…Dios, ojala me hubiera quedado contigo toda la noche, abrazándote…Tú me buscaste en tu último momento y estoy seguro de que no pudiste subir a la cama, y por eso te quedaste debajo de ella.
En ese momento no supe que hacer y opté por lo fácil, el dolor me nublaba: llevé el cuerpo al veterinario para que fuera incinerado.
Sin embargo, yo sé que tú ya no estabas allí, en aquél cuerpo rígido y frio que me mostraba una imagen desoladora, de un angustioso final que nunca mereciste tener. Estabas en la casa, en mi corazón, en tus juguetes, en las fotos que te hicimos desde pequeñita, y siempre estarás en nuestro recuerdo.
Es por eso que necesitaba realizar este acto simbólico y virtual, una despedida de verdad, precisamente juntando todos esos pequeños trozos de ti que me quedan y dándoles el entierro digno que te mereces por haberme acompañado durante estos últimos 9 años, todos los años de tu vida: tus fotos, tus juguetes, tu cuenco de comida, esta carta de despedida…todo eso eres tú, y será el recuerdo que dejarás en este mundo para que te recordemos siempre, para que recordemos que tu espíritu, tu alma, nos dejó un día 2 de Marzo de 2010 para siempre, pero, para siempre también, tu recuerdo permanecerá en todos nosotros.
Hasta siempre mi niña guapa, siempre te querre. Un besito chiquitina.